La iglesia debería ser una comunidad profética, la voz de Dios para los creyentes y para los que aún no lo son. Como ovejas de Jesús, que reconocemos la voz de nuestro buen Pastor, debemos aprender a discernir los tiempos y sus temporadas. Si somos como Samuel que tenemos un oído afinado para escuchar a Dios, ¿sabemos discernir la hora correcta? ¿Tenemos un verdadero compromiso profético?
La Biblia, en 1 Crónicas 12:32, al referirse a una tribu dice: “De los hijos de Isacar, doscientos principales, entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer, y cuyas órdenes seguían todos sus hermanos” (RVR1995). Estos hombres sabían qué hacer porque conocían lo que estaba sucediendo en las calles. También, la Biblia dice que “hay un tiempo para todo”, “todo tiene su tiempo”. ¿Cuán seguros estamos de que este es el tiempo indicado para tal o cual cosa? La autora es reconocida por su ministerio profético, esto sería suficiente para leer sus escritos en relación a profetas y profecías, sin embargo, ella sabe interpretar los tiempos. De ahí “el mandato de Isacar”.
Es hora de ser expertos en los tiempos en relación a los temas de actualidad. Mientras leía “Compromiso profético” sucedió el terremoto que sacudió Turquía y Siria (febrero de 2023), y la Iglesia de Inglaterra estudia la posibilidad de utilizar el género neutro al referirse a Dios. Obbi dice en unos de sus primeros párrafos: “Con frecuencia, los televidentes se encuentran sujetos a opiniones del tipo de respuesta rápida por parte de los comunicadores cuya tarea demanda, por lo general, una interpretación de los temas abordados en las noticias. Sería de beneficio para todos el experimentar comprensión por parte de (los) profetas”.
Si no le damos una mirada superficial, este será un texto movilizante que desatará pensamientos más profundos que los que antes teníamos respecto a en qué lugar de la línea del tiempo de Dios se encuentran las naciones.
La sociedad vive días de oscuridad, es la hora de la Iglesia para subir a un nivel más alto de revelación a fin de que la luz de la interpretación profética brille y demos un mensaje claro. O como dice la autora que “el desafío del llamado del mandato de Isacar (es) para un reposicionamiento del don profético desde el templo hacia las calles y el mercado”.
“Compromiso profético es un llamado a la Iglesia a trasladar el don de profecía desde un énfasis predominantemente predictivo hacia un rol interpretativo”.
Leí esta publicación deseando que ese manto interpretativo caiga sobre mí, y a su vez me vinieron a la mente varias personas a quienes insinuarles su lectura. Anhelo llegue este libro a los que están sobre las azoteas como centinelas para que usen la autoridad delegada por Jesucristo en el mundo real y reprendan al diablo para que deje de tomar ventaja en contra de la Iglesia.