El poder más grande del mundo – Kathryn Kuhlman

Me contaron que cuando Kathryn Kuhlman falleció (el 20 de febrero de 1976), las enfermeras dijeron que el hospital se llenó de olor a rosas. Puede ser cierto, fue una preciosa mujer de Dios llena del Espíritu Santo. En vida esparcía el grato olor a Cristo, fue una pionera al enfatizar la soberanía del Espíritu Santo en el siglo XX.
El libro El poder más grande del mundo contiene las enseñanzas que esta predicadora y evangelista norteamericana expuso tanto desde el púlpito como en la radio, mensajes que miles de personas le escucharon y que la Fundación que lleva su nombre decidió publicar respondiendo al pedido de quienes querían conocer más profundamente la Persona del Espíritu Santo.
Sus líneas te dejan entrever que Kathryn no tomó la gloria para sí, que se consideraba una vasija vacía, que nada era su mérito, que los milagros sucedían por misericordia de Dios, que creía que ser llenos del Espíritu es herencia de todos los cristianos.
Presenta al Espíritu Santo como un poder imponente, como un gran maestro y amigo por lo que puede entristecerse con la amargura, la duda, el enfado y las palabras malignas, con la falta de humidad, la impaciencia e intolerancia, el rencor, la malicia, el chisme, la mentira; la autora dice: “Bajo estas condiciones, el Espíritu Santo no puede y no quiere hacer de nuestro cuerpo su templo. (…) Él no puede y no quiere vivir en la misma vasija que el pecado”.

el poder más grande del mundo

Me llamó la atención cuando dice: “Hay miles que profesan la experiencia de haber sido llenos del Espíritu Santo, pero no saben absolutamente nada de la experiencia de dar al Espíritu Santo control total de su voluntad”. “Nuestras mentes y voluntades deben estar bajo control absoluto del Espíritu y así la bendición y la experiencia serán perdurables”. “Es una experiencia espiritual cuando literalmente entregamos no solo nuestra mente, sino también nuestra voluntad a la voluntad de Dios”. “Las Escrituras llaman a esto crucifixión. La voluntad del hombre se hace a un lado y le da lugar a la voluntad de Dios”. Lo destaco porque evidentemente Kuhlman fue una enamorada del Espíritu Santo y halló en Él la fuente de poder para vivir en victoria, siempre se mostró vulnerable y humana y afirmó: “Dios no pide que seamos vasos de oro, ni vasos de plata. Lo que pide es que seamos vasos rendidos”, y esa ha sido su vivencia y ejemplo.
El poder más grande del mundo tiene veintiún capítulos organizados en tres secciones: El Espíritu Santo en el Antiguo Testamento, El Espíritu Santo en el Nuevo Testamento y El Sello del Espíritu Santo. Y al final una oración, respuestas a preguntas, unas palabras para los que necesitan un milagro y un mensaje para los lectores.


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