Luego de leer Formación de carácter, recordé haber oído que a todos nos satisface beber un jugo de naranja recién exprimido; sin embargo, en ese momento, pocos pensamos en el proceso que debe haber atravesado aquella fruta para convertirse en esa bebida. Alguien plantó una semilla y cuidó del naranjo, otro arrancó el fruto y le quitó la cáscara, alguien más lo exprimió y otra persona tuvo que ocuparse de servirlo (¡o incluso industrializarlo y repartirlo!) para que llegara a nuestra mesa. Antes del producto final, hay un proceso.
Antes de que Israel llegara a la tierra prometida, tuvo que pasar por el desierto, por un proceso. Nosotros tenemos un Cielo prometido. Llegaremos allí tras haber atravesado el desierto. Ser “exprimidos” (formados) es “la construcción de nuestro ser a la imagen de Cristo”.
La primera parte de este libro trata sobre los factores naturales que influyen pero no determinan el carácter, un tema sobre el cual Jesús habló en muchísimas ocasiones (¡incluso más veces de las que habló sobre el cielo!). En la segunda, Himitian escribe sobre los siete factores espirituales en la formación del carácter.
“El hogar debe volver a ser la primera escuela de formación de carácter, secundado por la iglesia”. Es un libro para leer solos, en familia o en grupos de discipulados. Es práctico para la formación de nuestro carácter, del de nuestros hijos y del de nuestros discípulos.
Admiro cómo el autor concentró de manera tan ordenada tantos temas que el Padre quiere tratar con cada uno. Se puede ver cómo las ideas están concadenadas entre sí, como si fuera edificando sobre el cimiento que puso en el capítulo anterior. Sin embargo, si uno lee una parte salteada, de igual modo cae bajo convicción del Espíritu.
Leí esta obra; luego la volví a ver como discípula; y después se la enseñé a mi grupo. Mi ejemplar tiene muchos renglones subrayados, varias palabras encerradas en círculos, márgenes con anotaciones, flechas, asteriscos y hasta agregué otros apuntes con un sujetapapeles.
No es un libro para leer una sola vez. Es para rumiarlo, pero únicamente si quieres que Dios trate con tu corazón. Es para pensar detenidamente sobre el señorío de Cristo, la unidad de la iglesia, el sufrimiento, la hipocresía, el orgullo, y la relación personal y directa que tenemos con Dios aquí en la Tierra y con quien, algún día, nos encontraremos para siempre.
Conozco a Jorge Himitian (lo menciono porque no siempre se tiene la bendición de conocer a los autores que uno lee) y mientras leo Formación de carácter viene a mis oídos el timbre de su voz. Una voz firme, amorosa, segura, que transmite seriedad y una intensidad que me habla de la pasión que guarda en su corazón.
Ser transformados a la imagen de Jesucristo es posible únicamente por medio de Él y de la obra del Espíritu Santo.
