Quiero comenzar esta reseña citando Santiago 5:19-20 (NTV): “Mis amados hermanos, si alguno de ustedes se aparta de la verdad y otro lo hace volver, pueden estar seguros de que quien haga volver al pecador de su mal camino salvará a esa persona de la muerte y traerá como resultado el perdón de muchos pecados”. Y quizás, también con la pregunta de Caín: ¿Acaso soy yo guardián de mi hermano? (Génesis 4:9). La respuesta es ¡sí! Somos deudores. Por pura gracia nos llegó la salvación.
Manzewitsch escribe convencido que este es el Kairós (tiempo de Dios) para la evangelización. Jesús lo dijo: no faltan cuatro meses; “los campos ya están listos para la cosecha” (Juan 4:35).
El autor dedica esta publicación a sus padres; Don Pablo y Doña Nadia Manzewitsch diciendo “Ellos me enseñaron a amar a Dios y a tener compasión por las almas”. De esto precisamente trata la obra: expresarle al Señor nuestro amor pues Él nos buscó y nos salvó, y de ser bondadosos y compasivos con aquellos a quienes aún no se le reveló como Salvador.
Mi fe tiene que salpicar a la gente que me rodea, y si hiciere falta tengo que “ensuciarme” con los que están extraviados a fin de hacerlos volver al buen camino.
“En los dos primeros capítulos, me referiré a la necesidad de conocer a Dios, especialmente en una de sus facetas menos conocidas, como “El Señor de la mies”. También haré un diagnóstico de la visión actual de la Iglesia en relación a este aspecto. Del capítulo tercero al séptimo, me ocuparé de dejarte cinco consejos prácticos y útiles para alcanzar a tus seres queridos, los cuales considero elementos vitales, que actuarán como detonantes para que ellos sean alcanzados por el poder salvador del Evangelio”.
No se trata de una charla para presentar el evangelio, es muchísimo más que eso. Es hablar con Dios respecto de él o de ella, es vivir de tal modo que nuestra integridad y santificación testifique de Jesús, es hacerse amigo, es invertir y sembrarnos, es derribar conocimiento o información erróneos, es acercarnos al que está lejos de Dios y hacérselo cercano.
¿Te interesa ser la respuesta a una oración? “Jesús dijo a sus discípulos: «A la verdad la mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies».” (Mateo 9:37-38). Una oración que se hizo siglo tras siglo y, porque alguien fue enviado, el Evangelio llegó hasta nosotros. Al presente, hay mucha gente sin rumbo, que no conoce a Dios, pecadores, que no se quieren someter a Dios, desviados de la verdad y engañados. ¿Quieres ser un obrero de esta, la última hora? Dios te está llamando a ser Su discípulo, Su enviado.